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liderazgo femenino en las empresas

Liderazgo femenino: características, retos y oportunidades en el entorno empresarial

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María De la Peña

Directora de Talento y DEI

¿Qué entendemos realmente por liderazgo femenino? ¿Por qué es una ventaja competitiva? ¿Y cómo pueden las empresas integrarlo de forma auténtica y sostenible en su estrategia?

Hace una década, el liderazgo femenino significaba luchar por un hueco. Hoy, significa marcar el rumbo.

El liderazgo femenino ha dejado de ser solo una bandera social o una exigencia normativa. Es un activo estratégico que impulsa la innovación, refuerza la reputación ESG y mejora los resultados de negocio. Y lo es, sobre todo, porque el mercado, la tecnología y las nuevas generaciones exigen nuevos estilos de liderazgo: más humanos, más inclusivos y más preparados para la complejidad.

“Hace diez años, me dijeron que ser empática me haría parecer débil. Hoy me invitan a conferencias para explicar cómo la empatía ayuda a negociar con fondos de inversión internacionales.”

— Directiva de una multinacional energética española

¿Qué es el liderazgo femenino?

Liderazgo femenino no significa únicamente liderazgo ejercido por mujeres. Es una forma de liderar que incorpora competencias y enfoques que durante años han sido infravalorados por el management tradicional, pero que hoy son esenciales para operar en contextos complejos y cambiantes.

Según Eagly y Carli (2007), el liderazgo femenino se vincula con estilos transformacionales: colaborativos, empáticos e inspiradores. Este enfoque contrasta con los modelos más jerárquicos y transaccionales, centrados en la supervisión y el control.

Este tipo de liderazgo genera mayor compromiso y motivación en los equipos, y es especialmente eficaz en entornos donde liderar ya no consiste en imponer, sino en influir, escuchar y movilizar.

No se trata de un estilo exclusivo de mujeres: hombres y mujeres pueden —y deben— desarrollar estas competencias. Pero históricamente han sido asociadas a lo “femenino” y menos valoradas en los entornos de pode

Características del liderazgo femenino

El liderazgo femenino se caracteriza por una combinación de habilidades interpersonales e instrumentales que hoy marcan la diferencia en la dirección de equipos y organizaciones. Según estudios clave (Bass & Avolio, 1994; Catalyst, 2023), estos son sus principales atributos:

Empatía y liderazgo emocional:


Quienes lideran con empatía generan entornos emocionalmente seguros, donde cada persona se siente escuchada, valorada y comprendida. Este tipo de liderazgo no solo fortalece los vínculos dentro del equipo, sino que también es clave para retener el talento y fomentar la creatividad.

Orientación a las personas:


Más allá de los objetivos de negocio, los liderazgos efectivos ponen el foco en el bienestar del equipo. Esto significa equilibrar la exigencia con el cuidado, reconocer el esfuerzo y crear dinámicas de trabajo que respeten los ritmos y necesidades de cada persona.

Inclusividad y escucha activa:


Los liderazgos inclusivos promueven una cultura donde todas las voces cuentan. Escuchar activamente, sin prejuicios ni juicios rápidos, permite recoger ideas diversas y detectar oportunidades que de otro modo pasarían desapercibidas. En un mundo cambiante y complejo, la diversidad de perspectivas no es solo un valor: es una ventaja competitiva.

Adaptabilidad y resiliencia:


Liderar en entornos inciertos requiere la capacidad de adaptarse rápidamente, aprender de los errores y mantener el foco en medio de la ambigüedad. La resiliencia no es solo aguantar los golpes, sino transformar las dificultades en aprendizajes. Las personas líderes que lo logran inspiran confianza y estabilidad en sus equipos, incluso cuando el contexto es desafiante.

Comunicación clara y honesta:


Decir las cosas con claridad y transparencia fortalece la confianza, especialmente en equipos que trabajan a distancia o en contextos multiculturales. Una comunicación sincera, que no teme abordar lo incómodo pero lo hace con respeto, es esencial para mantener la alineación, prevenir malentendidos y construir relaciones sólidas.

Delegación estratégica:


Saber delegar no es soltar responsabilidades, sino distribuirlas de forma consciente y eficaz. La delegación estratégica permite empoderar al equipo, fomentar la autonomía y multiplicar la capacidad operativa del liderazgo. Además, impulsa el desarrollo profesional de cada persona al confiar en su criterio y capacidad para tomar decisiones.

Estas competencias no sustituyen a la visión estratégica, la gestión por objetivos o la orientación a resultados. Las complementan. Y en ese equilibrio radica su poder transformador.

Diferencias entre liderazgo femenino y masculino

Aunque las capacidades de liderazgo no dependen del género, lo cierto es que existen diferencias observables en la forma en la que tradicionalmente se ha socializado a mujeres y hombres para ejercer la autoridad, tomar decisiones o comunicarse en entornos laborales.

Estas diferencias no responden a factores biológicos significativos —como demuestran diversos estudios neurocientíficos—, sino más bien a patrones culturales, expectativas sociales y trayectorias profesionales distintas.

Enfoque del liderazgo

El liderazgo femenino suele adoptar un enfoque más colaborativo y orientado a las relaciones interpersonales. Tiende a priorizar la participación, la inclusión y la toma de decisiones compartida. Por su parte, el liderazgo masculino ha estado tradicionalmente más centrado en la tarea, con un foco claro en los objetivos y en la eficiencia de los procesos.

Estilo de comunicación

Las mujeres líderes suelen recurrir a una comunicación directa, transparente y abierta a la escucha activa, fomentando entornos participativos. En cambio, los hombres suelen desarrollar un estilo más enfocado en la autoridad y la transmisión de instrucciones, con menor interacción horizontal.

Gestión de conflictos

En contextos de conflicto, los liderazgos femeninos tienden a buscar soluciones colaborativas que tengan en cuenta las distintas posiciones implicadas. Los masculinos, en cambio, suelen abordarlos desde una lógica más competitiva o enfocada en el resultado inmediato para su equipo directo.

Perspectiva emocional y toma de decisiones

La empatía es una competencia más presente en el liderazgo femenino, lo que favorece la creación de climas laborales emocionalmente seguros. El liderazgo masculino, por su parte, tiende a mantener una mayor distancia emocional, lo que permite centrarse con mayor facilidad en la estrategia o en los objetivos a largo plazo.

Impacto de los estereotipos

A día de hoy, las mujeres líderes siguen enfrentándose a estereotipos que condicionan la percepción de su autoridad. Errores o decisiones impopulares son juzgados con mayor dureza en ellas que en sus homólogos masculinos. Esta brecha no se explica por diferencias de capacidad, sino por expectativas sociales aún desiguales.

Barreras persistentes en el liderazgo femenino

A pesar de los avances, las mujeres siguen encontrando obstáculos significativos en su acceso a posiciones de liderazgo. Estos se pueden agrupar en tres grandes categorías:

Sesgos estructurales y culturales

Los llamados techos de cristal siguen presentes en muchas organizaciones. No se trata de una norma escrita, sino de una serie de creencias, prejuicios y dinámicas que limitan el ascenso profesional de las mujeres, especialmente en los niveles más altos.

En algunos casos, se cuestiona su idoneidad para liderar en contextos complejos, o se asume que “no están preparadas” para asumir determinadas responsabilidades..

Sobrecarga de roles y falta de corresponsabilidad

La desigual distribución de los cuidados y las tareas del hogar continúa siendo uno de los principales frenos al liderazgo femenino. Muchas mujeres siguen soportando una doble jornada: profesional y doméstica, lo que reduce su disponibilidad para asumir retos, visibilidad o movilidad laboral.

Déficit de redes y patrocinio

Otro factor determinante es la menor presencia de mujeres en espacios informales de poder y en redes de influencia. La falta de acceso a sponsors —figuras clave que impulsan, recomiendan y abren puertas— limita las oportunidades de promoción y de participación en proyectos estratégicos.

Además, muchas veces las mujeres no son parte de los círculos donde se toman las decisiones clave, lo que perpetúa una brecha de visibilidad y reconocimiento.

Superar estas barreras no es solo una cuestión de equidad. Es una necesidad competitiva:

Las organizaciones que no actúen estarán en desventaja para atraer talento, responder a los inversores ESG y afrontar con agilidad los nuevos retos del mercado.

¿Por qué es rentable apostar por el liderazgo femenino en las empresas?

Numerosos estudios confirman que el liderazgo femenino no es una cuota ni una moda pasajera: es una ventaja competitiva tangible. Las empresas que impulsan la presencia de mujeres en posiciones de decisión mejoran en múltiples dimensiones clave para la sostenibilidad del negocio:

  1. Las organizaciones con mayor diversidad de género en la alta dirección tienen un 25 % más de probabilidades de superar la rentabilidad media de su sector. (McKinsey, 2023)
  2. Las compañías lideradas por mujeres CEO o CFO presentan mejor comportamiento en bolsa y mayores márgenes de beneficio. (S&P Global, “When Women Lead, Firms Win”)
  3. Los equipos diversos toman decisiones un 60 % más rápido y un 87 % más eficaces, gracias a la pluralidad de enfoques. (Cloverpop)
  4. El liderazgo inclusivo fomenta la seguridad psicológica, factor crítico para la innovación y la agilidad organizativa. (Harvard Business Review, 2022; Edmondson)
  5. Se logra una mayor retención del talento y niveles más altos de compromiso, con menores tasas de rotación y burnout. (Catalyst, 2023)
  6. Las empresas con programas sólidos de mentoring y sponsorship femenino logran hasta un 38 % más de promociones internas de mujeres en cinco años. (McKinsey & LeanIn, 2023)

Además, invertir en liderazgo femenino fortalece la posición de la empresa frente a inversores institucionales y organismos reguladores. Fondos como BlackRock o Norges Bank ya integran indicadores de diversidad de género en sus políticas de inversión, decisiones de voto en juntas y análisis de riesgo reputacional. Ignorar esta dimensión puede limitar el acceso a capital o deteriorar la reputación corporativa.

Y no menos relevante: en 2030, el 75 % de la fuerza laboral estará compuesta por millennials y generación Z. Estas generaciones no solo valoran culturas inclusivas y liderazgos coherentes con sus valores: los exigen.

Apostar por el liderazgo femenino no es solo una apuesta por la rentabilidad presente, es una inversión en sostenibilidad futura, reputación de marca empleadora y competitividad.

Tendencias y futuro

Según el Global Gender Gap Report 2024 del Foro Económico Mundial, al ritmo actual, la paridad en liderazgo tardará 131 años en alcanzarse. Pero las empresas que actúen ahora verán resultados en solo cinco: más talento fidelizado, más innovación, mejor reputación y mayor rendimiento financiero.

No actuar ya no es neutral: es un riesgo empresarial.

¿Cómo impulsar el liderazgo femenino en las empresas?

El cambio no se logra con campañas puntuales ni con formación simbólica. Requiere una estrategia transversal, liderazgo desde la alta dirección y coherencia con los objetivos corporativos.

Pasos clave:

  • Diagnóstico interno con perspectiva de género (brechas, sesgos, oportunidades).
  • Formación práctica sobre sesgos, liderazgo inclusivo y nuevas competencias.
  • Programas de desarrollo del talento femenino: mentoring, sponsorship, visibilidad.
  • Rediseño de procesos de selección y promoción con enfoque inclusivo.
  • Integración de indicadores de igualdad en la estrategia ESG y en el cuadro de mando.
  • Implicación activa del comité de dirección como agente de cambio.

¿Cómo potenciar el liderazgo femenino en tu empresa?

¿Quieres pasar del discurso a la acción? En Criteria diseñamos programas de liderazgo femenino con impacto real, adaptados a la madurez y objetivos de cada organización:

  • Mentoring ejecutivo
  • Auditorías de género
  • Planes de sucesión inclusivos
  • Formación para comités de dirección y mandos intermedios
  • Business cases de diversidad con indicadores de retorno

El liderazgo femenino ya no es solo una cuestión de justicia.
Es una decisión estratégica de negocio.

Las organizaciones que lo impulsen hoy, con visión, datos y coherencia, serán las que lideren el cambio empresarial del futuro.

Transformar la cultura empieza por transformar el liderazgo.

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